Vacaciones en Zarauz sin necesidad de coger el coche

Vacaciones en Zarauz sin necesidad de coger el coche

La recta final de las vacaciones las decidimos pasar en Zarauz, con el pretexto de que los más pequeños probasen la experiencia del surf. La gran playa y sus famosas olas, la cantidad de escuelas de surf que hay y lo agradable que siempre nos ha parecido esta localidad nos hicieron viajar a este destino con la intención, también, de visitar otros lugares del País Vasco, pero sin un plan trazado previamente. La realidad fue distinta. Las vacaciones se convirtieron en una improvisación diaria, en un redescubrimiento de algunos de los rincones que ya conocíamos, y en acercarnos a otros muchos que habían quedado pendientes o que incluso ni siquiera sabíamos de ellos.

Conseguimos parcela en el Camping Talaimendi. Es sencillo (2.º categoría), pero hay buen ambiente, mayoritariamente surfero, unas instalaciones con baños que no se saturan (habitualmente bastante limpios) y un restaurante recomendable para comer o cenar. Este camping solo permanece abierto desde finales de junio hasta primeros de septiembre, así que casi fuimos de los últimos en estar allí. En lo alto del monte está el Gran Camping Zarautz, emplazado en un lugar único, que cuenta con más instalaciones (supermercado, parque infantil, lavadoras…), parcelas más amplias y la ventaja de estar abierto durante todo el año, categoría en la que consiguió en 2021 el galardón de mejor camping de la Gala de los Campings que convoca la FEEC. El principal inconveniente que tiene este camping, si quieres ir a diario a la playa, es que hay que bajar y subir el Talaimendi por un camino y escaleras que se pueden hacer un poco pesados en los momentos y días de más calor.

Para probar la práctica del surf, buscamos opciones y, por su vinculación con el Camping Talaimendi y las ofertas que tenían, escogimos la escuela Axi Munain. Aunque en Zaraut se surfea todo el año, de junio a septiembre, de lunes a viernes, cuentan con la escuela de verano Plisti Plasta (una onomatopeya vasca de chapoteo) en la que pasan cuatro horas (en turno de mañana o de tarde) haciendo actividades y juegos relacionados con el mar y el surf (snorkel, skate, king sup, juegos en el puerto…), además de clases de surf para iniciarles o ir mejorando su nivel. Mientras, los más mayores pueden practicar este deporte en clases particulares o colectivas. Y los padres, que no nos animamos con el surf en esta ocasión, aunque no descartamos hacerlo en la próxima, nos dedicamos a descubrir a pie Zarauz y su entorno. Cada mañana, desde el Camping Talaimendi, recorríamos, bien por la pasarela sobre las dunas y después por el malecón, o bien por la avenida principal (Nafarroa Kalea, N-634), a la que se accede desde la entrada del camping y se va acercando en diagonal a la playa, los poco más de dos kilómetros que separan el camping de la escuela, y desde allí comenzamos la excursión del día.

Adentrándose un par de calles desde la playa, se entra en la zona antigua de Zarauz, donde se puede aprovechar a tomar unos pintxos y hacer una visita por su conjunto monumental (en julio y agosto hay visitas guiadas), el Palacio de Narros, el Museo de Arte e Historia, la Iglesia de Santa María la Real, el mercado (que combina modernidad con los tradicionales puestos de verduras frescas que traen directamente de los caseríos cercanos), la Casa Makatza, la Torre Luzea, la Casa Portu, la Ermita de Santa Marina, la Plaza de la Música, junto a la que se encuentra nuestro restaurante favorito de Zarauz, el Kirkilla, que cuenta con un menú degustación, pero que, también, al mediodía, tiene un menú económico que preparan a la vista de los clientes, con productos frescos y con una cuidada elaboración, mostrando lo mejor de la nueva cocina vasca. Junto a la playa, cerca de las dunas está el restaurante de Karlos Arguiñano, que conserva la herencia del gran chef vasco, con su equipo y varios de sus hijos, para ofrecer un amplio conjunto de platos elaborados combinando la tradición y la innovación de la cocina vasca. El restaurante se ubica en un antiguo palacete y también acoge un hotel de 12 habitaciones y un bar con terraza al mar.

Otra de las alternativas, después de dejar a los niños en la escuela de surf, es el paseo hacia la vecina Guetaria. Desde el mismo malecón, en el extremo oeste, como si fuese una calle más de Zarauz y en paralelo a la carretera N-634, conduce un paseo que conecta con esta tradicional localidad vasca. Cómoda, sin apenas pendiente y perfectamente pavimentada, se llega en poco más de tres kilómetros a Guetaria. Pero, además, hay alternativas como caminos rurales que van por el interior que no te obligan a ir y volver por el mismo lugar. En nuestro caso, probamos el camino que comienza frente al paso de peatones que hay al poco de coger el paseo, justo antes del puerto, donde un sendero se abre camino entre un pequeño grupo de casas y comienza a trepar entre exuberante vegetación hasta la Ermita de Santa Bárbara, donde puedes contemplar una magnífica vista de Zarauz. Desde allí, coincidiendo con algunos tramos del Camino de la Costa del Camino de Santiago, entre viñedos de txakoli, caseríos y campos de cultivo que en muchos momentos permiten ver el inmenso Cantábrico se llega a Guetaria. Se puede volver cómodamente por el paseo de la costa, pero antes vale la pena visitar la localidad que vio nacer al navegante Juan Sebastián Elcano, que en este 2022 se está celebrando que culminó la primera circunnavegación de la Tierra. También es cuna del mundialmente conocido Balenciaga, y allí puede visitarse su museo, imprescindible para los amantes de la moda. Un paseo por Guetaria, por sus calles empedradas llenas de ambiente, te permitirá ver la Iglesia de San Salvador, que, adaptándose a la orografía del lugar, tiene un curioso suelo en pendiente, los monumentos a Elcano, la multitud de parrillas donde degustar el mejor pescado del Cantábrico, la playa, el puerto y el Monte de San Antón, por donde se pueden hacer varias rutas a pie y que es conocido como el “Ratón de Guetaria” por la silueta que forma el monte junto al puerto que lo une a la localidad, y que se aprecia perfectamente desde Zarauz.

 

Otro plan recomendable es un paseo por Talaimendi, el monte que separa, desde la costa, Zarauz y la vecina Orio. Además de las impresionantes vistas al mar y a Guetaria, cuenta con una puesta de sol muy atractiva. Al atardecer, se convierte en un lugar muy concurrido, pero vale la pena pasar allí las últimas horas de sol para contemplarlo. También se puede ver lo que fue el cargadero de Mollarri. Desde 1906 hasta 1923, se utilizó como punto de carga del mineral que se extraía en las cercanas minas de Asteasu. Durante un recorrido de 11 kilómetros, el hierro se transportaba en vagonetas que circulaban a través de un tendido de cable aéreo sostenido por 112 postes, para depositarlo en un almacén, desde donde se transportaba finalmente a los barcos mediante un funicular que recorría los últimos 300 metros hasta el islote de Mollarri, que servía de sustento para un voladizo de hierro desde el que se cargaba el mineral al barco. Tras una reconstrucción, puede visitarse desde el exterior y hay paneles informativos que muestran cómo funcionaba el proceso de carga.

Un poco más alejado, a las afueras de Zarauz, está el Parque Natural de Pagoeta. Si eres aficionado al senderismo, también se puede llegar a pie, está a poco más de seis kilómetros, camino de Aya, y ocupa casi 3.000 hectáreas de bosques y naturaleza, con caminos que recorren lugares sorprendentes, un jardín botánico y un centro de información desde donde se organizan todo tipo de actividades, visitas, exposiciones, rutas…

Pendiente nos ha quedado visitar con detalle otros lugares, a los que se llega sin necesidad de coger el coche, como el Parque de Vista Alegre, y que divisamos desde la Ermita de Santa Bárbara, un parque de casi cinco hectáreas que une el pueblo con la naturaleza. Un gran espacio verde con medio centenar de especies vegetales y una singular torre semicircular, con diez columnas de estilo neoclásico, construida por el conde de Villapadierna, en 1913, y que ofrece una grandiosa vista panorámica de Zarauz. También, esperamos hacer algunas de las muchas rutas de senderismo que parten y cruzan por el entorno. Entrar en todas y cada una de las tabernas que son buen ejemplo de la gastronomía vasca, visitar algunas de las bodegas de txakoli y saborear aún más el ambiente tan característico de Zarauz.

 

Sin pensarlo ni planificarlo, hemos comprobado cómo se pueden pasar unos días en Zarauz sin mover el coche, ideal si viajas con una camper o una autocaravana, que puedes dejar tranquilamente en el camping y moverte a pie. Ha sido algo improvisado, pero que ha resultado muy grato, exprimir lo más inmediato, sin prisas, sin agobios, y ¡muy sostenible! Nuestra huella de carbono ha sido mínima, solo el sobreesfuerzo de caminar por alguna pendiente.

¿Con ganas de disfrutar de Zarauz y su entorno? En Escapada por la costa guipuzcoana puedes planificar tu próxima visita por esta increíble zona del Cantábrico.

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