El Camping en Dinamarca

El Camping en Dinamarca

El pasado verano tuvimos la oportunidad de viajar a Dinamarca para visitar Isabella, el principal fabricante danés de accesorios de camping y caravaning. Además de conocer las fábricas e instalaciones de Isabella, pernoctamos y disfrutamos en algunos campings de este país escandinavo, en el que el camping está muy implantado, aunque con algunas diferencias a lo que en el sur estamos acostumbrados.

Dinamarca no es un país al que lleguemos muchos españoles con nuestros vehículos, ya que se sale de los destinos más habituales y sus fronteras están a algo más de 1.800 kilómetros de las nuestras, atravesando toda Francia, parte de Alemania, e incluso puedes hasta cruzar Luxemburgo, Bélgica y Países Bajos. Aun así, en nuestra estancia, coincidimos con un par de familias españolas en alguno de los campings que recorrimos.

Dinamarca, bañada entre el Mar del Norte y el Báltico forma parte del continente europeo en lo que es la península de Jutlandia, que ocupa la mayor parte de su territorio, junto con dos islas principales: Fionia, donde se encuentra Odense, y Selandia, donde está Copenhague, la capital, ambas conectadas entre sí, y con la península. En torno a estos territorios principales, existen multitud de islas que conforman el país, e incluso una isla de tamaño similar a nuestra isla de Ibiza, Bornholm, que se ubica entre Polonia y Suecia.

Aunque turísticamente casi todo el territorio está bastante desarrollado, para los españoles lo más habitual es viajar a la famosa Copenhague, situada en el extremo oriental de Dinamarca, frente a las costas suecas, con las que se conecta mediante un impresionante túnel que cruza bajo el mar Báltico. Pero Dinamarca cuenta con gran atractivo en todo su territorio, más si viajamos de camping, ya que está muy implantado, y a pesar de ser un país más bien frío, se practica durante todo el año.

Nuestra experiencia en Dinamarca se centra en la península de Jutlandia, y especialmente al entorno de Vejle, donde se encuentran las oficinas y algunas de las fabricas de Isabella, aunque desde allí visitamos gran parte de la península. Aun así, para completar la experiencia, es más que recomendable visitar algunos de los centros turísticos habituales, como son Copenhague y Odense.

Aunque durante todo el año hay atractivos, y muchos de los campings están abiertos los 12 meses, el clima danés en invierno puede resultar algo duro para los que estamos acostumbrados al calor del sur de Europa. Es más, incluso en verano, es necesaria ropa de abrigo, al menos, por las noches, y si vas de camping, es posible que enciendas la calefacción al ponerse el sol, a pesar de que puedas pasar algo de calor durante el día. Las suaves temperaturas, junto con la cantidad de horas de luz del verano, hacen que esta estación sea la más idónea para hacer un viaje de camping por Dinamarca.

Uno de los primeros atractivos que se ve al llegar a Dinamarca por su frontera sur, lindando con Alemania, es el Mar de las Wadden (conocido en España como mar de Frisia), el mayor sistema mundial ininterrumpido de fangales y bancos de arena, que comienza en las costas de los Países Bajos, continúa durante toda la costa alemana que da al Mar del Norte, y continúa por el sur de Dinamarca. Este ecosistema costero forma parte de la Lista de Patrimonio Mundial de Unesco, con bancos de arena, marismas, estuarios, playas, dunas, pantanos salados, praderas de algas, mejilloneras… albergando numerosas especies de plantas y animales, incluidos varios tipos de focas y otros mamíferos marinos. Formando parte de este ecosistema, una de estas islas frisias es la Isla de Rømø, la más meridional de las danesas, y una de las más turísticas. Para llegar a Rømø se accede mediante un dique que une la isla con la península de Jutlandia, y en sus 130 km2 puede disfrutarse de su gran playa, en la que como ocurre de manera general en Dinamarca se entra con los coches, e incluso caravanas hasta prácticamente la orilla (no se te ocurra intentar pernoctar allí), que a pesar de su imponente tamaño, que parece no tener fin, en verano está llena de daneses y algunos turistas, aunque la temperatura del mar del Norte no es muy apetecible. La combinación de playa y el clásico viento danés hacen que sea un lugar perfecto para practicar surf, windsurf, kitesurf, e incluso ver carreras de landyachts, pequeños vehículos con ruedas que alcanzan gran velocidad impulsados por velas o cometas. El resto de la isla son espacios verdes, muchos de ellos protegidos, y naturaleza salvaje, con típicas construcciones frisias salpicadas por su terreno. En Rømø, como en toda Dinamarca, hay campings donde alojarse, como el First Camp Lakolk Strand (en.firstcamp.se/destinations/lakolk-strand-romo) situado junto a la entrada a la playa. Además del camping, casi en la punta sur de la isla descubrimos el mejor área de autocaravanas que jamás hemos visto, el Oasen Rømø (www.oasen-roemoe.dk), un impoluto aparcamiento, con hierba y caminos de asfalto y grava, en torno a pequeños lagos, a modo de pequeños oasis, con los servicios básicos, más que suficientes para pasar la noche o un par de días.

Cerca de Rømø, un poco más al norte, de nuevo en la península de Jutlandia, se encuentra Ribe, la ciudad más antigua de Escandinavia. Ribe es un museo al aire libre, una localidad medieval, que conserva el aspecto de muchas de sus construcciones de madera mezcladas con el típico ladrillo de las edificaciones danesas y fachadas de colores. Ribe tiene su origen hace unos 1.300 años, algo antes de la Era Vikinga, y fue un importante asentamiento vikingo, situado en un punto estratégico donde crear un puerto comercial clave para conectar con el resto de los países nórdicos. Entre sus callejuelas se encuentra el Museo Vikingo de Ribe (www.ribesvikinger.dk), donde se pueden ver joyas, monedas y otros elementos encontrados en la zona. A las afueras, también está el Ribe VikingeCenter (www.ribevikingecenter.dk), la reconstrucción de una aldea vikinga, donde te adentras en un mundo auténticamente vikingo, con personal que muestra cómo vivían hace 1.200 años, e incluso te puedes alojar allí, viviendo como un vikingo, claro. A poco más de dos kilómetros del centro de Ribe, está el Ribe Camping (www.ribecamping.dk), ganador absoluto en Dinamarca de los ACSI Awards 2023, y donde, además de alojarte con tu caravana, camper o autocaravana, puedes hacerlo en casitas de estilo medieval, cabañas de diversos tamaños, o las tiendas TimeOut de Isabella, que son amplias tiendas de campaña fijas, con las camas y el equipamiento de un apartamento. Las instalaciones del camping son increíbles, perfectamente cuidadas, y con estilo nórdico, con todo tipo de servicios a cubierto, con salones comunes con cocinas y mesas para socializar con comidas protegidos del frío danés.

Avanzando ligeramente hacia el centro de Jutlandia, la costa nunca está a más de 50 kilómetros de cualquier punto del país, por lo que las distancias no son largas, nos encontramos con Billund, el pueblo donde el carpintero Ole Kirk Christiansen fundó Lego, allá por 1932. Hoy en día, Billund es uno de los puntos neurálgicos de Dinamarca, cuenta con el segundo aeropuerto más importante del país, después de Copenhague, y todo gracias a las instalaciones con las que cuenta esta multinacional líder mundial en los juguetes de construcción. En torno a la sede principal de la compañía, y una de las fábricas, está el parque de atracciones Legoland (www.legoland.dk), el gran complejo de Lego House (www.legohouse.com), con museo y multitud de salas de experiencias basadas en los ladrillos de Lego, y el Legoland Holiday Village, un gran camping resort con parcelas y alojamientos temáticos sobre la marca, ideal para acampar y dedicar un par de días a descubrir el parque y las actividades con las que Lego cuenta en esta localidad.

Si no tienes muchos días para visitar Dinamarca, y los dos o tres días de viaje por carretera, tanto de ida, como de vuelta, te alejan de descubrir esta aventura, Billund es un buen punto de partida para viajar en avión (hay vuelos diarios desde bastantes ciudades españolas) y desde allí recorrer el país alojándose en la multitud de opciones en camping de que disponen. Así lo hicimos nosotros, y fue un gran viaje viviendo el espíritu campista.

Tras la parada obligada en Billund, podemos asomarnos al Báltico a través del Fiordo de Vejle, que se sitúa a menos de 30 kilómetros. Allí se encuentra la sede de Isabella, y alguna de sus fábricas, y aunque no se puedan visitar, sí podrás probar y comprar sus productos en la mayoría de las tiendas de camping que abundan por Dinamarca. Isabella es líder en el mundo de los accesorios de camping, y especialmente en los avances en los países escandinavos, y lo vas a comprobar si das un paseo por cualquier camping donde es anecdótico ver alguna caravana que no tenga un avance de Isabella. Vejle, además de contar con un coqueto centro urbano y comercial, es conocida por albergar algunos de los mejores restaurantes del país y por mostrar varias referencias de la vanguardia arquitectónica de Dinamarca, como son el edificio Bølgen (“la ola” en español), un edificio de apartamentos, con forma de ola, que se reflejan sobre el Báltico, junto al puerto; y junto a éste está el curioso Club de kajak flotante, construido en madera y centro social para los aficionados; o el aclamado Fjordenhus, un icónico edificio erigido sobre el agua, que es visitable.

Avanzando por el fiordo, donde comienza a abrirse hacia el mar abierto, llegamos a Rosenvold, una gran casa renacentista del siglo XVI, junto a la que se encuentra el Rosenvold Strand Camping (www.rosenvoldcamping.dk), el que fue nuestro primer contacto con los campings daneses. Situado junto al pequeño puerto deportivo de Rosenvold y a una playa de esas con muelle de madera que se adentra hacia el mar, ideal para probar las frescas aguas del mar Báltico. El camping, muy sorprendente al ser el primero que probamos, sigue el estilo del resto de los campings de Dinamarca: amplias parcelas con caravanas de tamaño considerable y grandes avances (casi todos de Isabella), ausencia de árboles (las sombras sobran en estos países), grandes espacios comunes cubiertos que cuentan con cocinas, mesas…, espacios con juegos infantiles (en muchos casos financiados por Isabella), y una limpieza como en pocos sitios. Además de la abundancia de parcelas con caravanas, cuentan con bungalows, y unas cuantas tiendas de TimeOut (un producto de Isabella bastante extendido por allí) que son muy amplias y están equipadas con camas como las de cualquier apartamento, un amplio salón y un porche donde disfrutar del exterior, como si llevases tu tienda o tu caravana, pero con un gran equipamiento para que no te falte de nada. Continuando al este, visitamos Juelsminde, un pueblecito costero donde abundan las residencias de vacaciones, playas, puerto deportivo y, cómo no, el Juelsminde Strand Camping (www.juelsmindecamping.dk), lleno de grandes caravanas a modo de segundas residencias, donde descubrimos el Villa, un avance de Isabella que anexa a la caravana un espacio acondicionado como gran salón de estar, incluso con cocina, para cuando la temperatura exterior no permite estar fuera, cosa que ocurre durante muchos meses, y que permite dejarlo fijo cuando se sale de viaje con la caravana.

Viajando hacia el norte, podemos comprobar lo plana que es Dinamarca. La mayor altura del país la podemos ver camino de Aarhus, en Møllehøj, una “montaña” con poco más 170 metros, por lo que no es el destino ideal para los amantes de las alturas. Esta región, en torno a Aarhus, la segunda ciudad de Dinamarca, conocida como la ciudad de las sonrisas, está rodeada de naturaleza y pueblos que explorar, ya sea con botas de senderismo o en bicicleta. Seguramente, veas en muchas ocasiones la palabra hygge, que es un término danés sin traducción directa, que viene a reflejar el concepto acogedor que tienen en Dinamarca para mostrar esa sensación que viven como aptitud ante la vida, que les define entre los lugares más felices del mundo.

El extremo norte, realmente una gran isla separada del resto de Jutlandia, aunque no cuente como tal a la mayoría de los efectos, es una zona salvaje que da la sensación de estar en un lugar remoto, contrastando con el bullicio y oferta cultural de Aalborg, donde puedes visitar el barrio cultural, en lo que fue la zona industrial, la Casa de la Música, o el Centro Utzon (centro de arquitectura y diseño nórdico). Casi en el extremo norte, visitamos Løkken y Blokhus, pueblecillos costeros, hoy vacacionales, con paseos y casas de veraneo de madera y colores vivos. En torno a ellos, en las gigantescas playas se adentran los coches, e incluso campers, caravanas y autocaravanas, y por las que se puede circular durante kilómetros por lugares en los que la playa supera los mil metros de ancho. El concepto de la playa, aquí a orillas del mar del Norte, es totalmente distinto al nuestro. Algunos se bañan, pero lo habitual es estar a la orilla, paseando, practicando deportes, o simplemente pasar el día con la brisa o viento marino. Allí cerca descubrimos el Jambo Resort (www.jambo.dk), un gran camping, parque de vacaciones (lo que ellos llaman FeriePark) con un lujo de instalaciones, piscina de agua caliente y el mejor minigolf de Europa.

No podemos volver de Dinamarca sin dejar a un lado la península de Jutlandia y visitar su capital, conectada por grandes puentes, y a la que se llega cruzando la isla de Fionia, donde se encuentra Odense, donde también vale la pena parar. En torno a Copenhague, en la isla de Selandia, es posible conocer la ciudad vikinga de Roskilde, los seis gigantes de madera de los bosques de Copenhague, el parque de aventuras de Camp Adventure, y por supuesto la ciudad, donde no debes perderte Strøget, que es la calle peatonal central, el clásico parque de atracciones Tivoli, el Palacio de Amalienborg, la ciudad libre de Christiania y la icónica Sirenita.

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