La cercanía entre Marruecos y España a través del Estrecho de Gibraltar siempre es una invitación para visitar el país africano para conocer todas esas costumbres distintas a las europeas, admirar la belleza de sus ciudades imperiales, y conocer sus costumbres y a su gente. Preparar un viaje en caravana puede ser toda una aventura, por lo que deberás considerar sí o sí comprar los billetes del ferry a Tánger con anticipación.
Lo más fácil para todos los integrantes de la caravana es salir desde Algeciras con dirección a Tánger, y hacerlo lo más cómodo posible, como en los barcos de FRS.
Es importante planificar bien el viaje y que todos los participantes estén de acuerdo y cuenten con todos los requisitos que piden para llegar y así evitar cualquier contratiempo. Es por eso que antes de partir hacia el punto de encuentro, es necesario tener en regla todos los documentos necesarios.
Como españoles, no se necesita visado, pero sí el pasaporte vigente con una validez mínima de seis meses. Los turistas pueden estar legalmente seis meses al año, sin superar los 90 días consecutivos.
Los vehículos pasarán por un control aduanero, por lo que deberás tener la documentación completa, incluyendo la Carta Verde que te da la aseguradora. En este sentido, hay limitaciones en la importación de bienes, como, por ejemplo, no puedes entrar con más de 200 cigarros y tres botellas de vino por persona. Otros bienes están sujetos a una ley especial, y para ello deberás consultar a las instancias oficiales para conocerlos.
Y justo antes de partir, deberás considerar que la moneda de Marruecos es el dirham, así que puedes hacer el cambio de divisa antes de partir o en las casas de cambio. También puedes sacar dinero en los cajeros automáticos, donde el tipo de cambio será distinto, pero es posible. Además, muchos hoteles y riads sí aceptan euros, pero ya sabes, el cambio no será para nada favorable a los viajeros.
Ahora sí, la aventura comienza desde las vistas que nos ofrece el ferry, y llegaremos a Tánger, una de las ciudades más concurridas y visitadas por los viajeros. Así que puedes elegir si hacer la visita en esta ciudad al llegar, o en el regreso, puesto que deberás volver a pisarla.
De ahí, hay dos rutas a seguir, y si lo que la caravana pretende es conocer lo más posible, entonces se recomienda tomar hacia el este en dirección a Tetuán, la ciudad con más influencia española de Marruecos, puesto que la similitud con los pueblos andaluces es innegable.
El siguiente destino es Fez, la primera de las ciudades imperiales que podrías visitar. Se conoce como la capital cultural del país y encontrarás en sus madrazas, sus mezquitas y sus calles como laberintos de su medina, una forma de entretenerte por días. También podrás ver uno de los barrios de curtidores únicos y más importantes del mundo.
Pero para llegar a Fez, tendrás que pasar por Chauen, que con sus calles azules y blancas sin duda que os dejará encantados.
La siguiente parada es en la ciudad imperial más desconocida del país, Mequinez, donde sus impresionantes murallas y sus puertas sorprenden a todos. Una ciudad que apreciarán mucho los que buscan un poco de tranquilidad en el recorrido.
Luego, nos dirigiremos hacia el oeste para llegar a las costas en dirección a la capital de Marruecos, Rabat. Una ciudad que mezcla de forma única lo tradicional con lo moderno, con sus mezquitas y mausoleos nadando en el mismo mar de edificios impresionantes.
Como vamos en caravana, es imprescindible visitar la Mezquita de Casablanca, considerada como la más majestuosa de todo Marruecos. Su tamaño es impactante, puesto que es la segunda más grande del mundo, solo detrás de La Meca. Además, esta mezquita de Hassan II cuenta con un minarete de 200 metros con un rayo láser que apunta directamente a la ciudad santa.
Su interior es igual de impresionante, con una sala para 20.000 personas y que tiene un techo retráctil, al puro estilo de las construcciones más modernas del mundo. Es la única mezquita que permite la entrada a todo el mundo, así que es una oportunidad única que aprovechar junto al mar.
Comenzamos el viaje de regreso por toda la costa hasta regresar a Tánger, la ciudad que más se parece a algunas españolas, puesto que la cultura es una mezcla entre lo africano y lo ibérico que solo se respira en esta parte del mundo.